Carta número 23

Querido Muso:

Perdona a mi cabeza loquita, esta semana ha sido un total despliegue de estrés y constante corredera.
No pienses que te he olvidado como tu lo has hecho conmigo; no ha sido fácil ¿sabes?. Entre noche y noche te extraño, y te haces espacio entre nostalgia y palabras, mi lienzo se queda en blanco esperando tus trazos amarillos.

No pretendo apresurar tu regreso, esa jamás será mi intención. Siempre he pensado que la constancia y la paciencia alguien las premia, y sé que el premio mayor será tu presencia. Lo que me hace recordar la finalidad de esta “carta” informal, como nuestra relación.

Anoche como buen hábito, me visitó tu ausencia. Resplandecía con un bonito sombrero de playa, traía arena y memorias sabor a mar… los recuerdos se colaron entre mi mente y mi almohada. Hoy ya hace un año que te bautice como mi muso y olvide respirar para dedicarme a ti. Todo paso tan rápido que no te sentí llegar, no te sentí partir.

Mis exquisitas palabras ya no son un borbotón de ideas, me cuesta saber lo que siento… si no lo escribo no lo entiendo. Te llevaste mi don, te llevaste mi trasnocho.

No creas que no te entiendo, seria muy injusto aprisionarte. ¿Pero sabes...? Nadie te valora, te necesita y te extraña como yo.

Enjoy Muso…