Aquel memorioso

1:23 a. m.

Fue en aquel memorioso instante que entendimos que ese sería nuestro fin. 

Lo recuerdo (aún sin derecho a utilizar ese verbo sagrado) cuando ví morir a quienes éramos moría esa parte de mi, y moría aquel que yo debí suponer pergamino. 

¿Y yo qué fuí?

El tiempo infinito supuso ilusiones futuras sin saber que todo era un 'eventualmente', y nos aferramos a esos cabellos que flotan felices cuando nos miramos creyendonos inmortales y ajenos a la crueldad que irremediablemente acecha en el borde de la almohada. 

Conté una a una tus estrellas, las enmarqué como trofeo y me aferré a ellas con la esperanza de que fueran inmóviles, inmutables y fieles a mis sueños. 

Esa era yo... La que soñaba y fiel esperaba.

Y en esa espera se nos fue la vida. Apagamos los relojes y vimos pasar una estela, contundente y tan brillante como cuando mueren los titanes.

El futuro ya fue... Tibio y moribundo, desde un grito lastimero recogemos cada día los pedazos.

Ya pasado y decadente. 

Y ahora solo este recuerdo nos quedó de aquel memorioso instante.


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