C15 H12 N2 O

2:08 p. m.

Eran las dos y dieciocho de la madrugada cuando el gato tuxedo llamó a mi puerta. 
Un sudor frío recorría la parte baja de mi espalda y a lo lejos, otros gatos lloraban. Sonaba "Alone again" de O' Sullivan. 

Mi cabeza palpitaba al compás de mi corazón, tal vez el ritmo lo marcaba ese despreciable músculo sanguíneo que desde hace meses está roto y maltrecho, que se ahoga, se contrae perezoso y no me deja respirar. 

Tuxedo me mira y se sonríe. Se burla mientras un calambre me atraviesa el estómago y regurgita desesperación porque el espacio se reduce y el miedo en la nada se esparce y ocupa los pulmones, rodando por las costillas se queda apelmazado en las extremidades.

Orejas calientes, cabello en llamas, ojos que explotan. La tierra comienza abrirse y tuxedo se espanta. 

Suena Rihanna, Love On the Brain. 
Y yo ahí. Paralizada. 

Algo me aplasta y me arrastra mientras me sofoco con el humo invisible que me rodea. 

"Must be love on the brain".

Se me acaba el tiempo. Cuento los minutos, intento respirar. Rueda una lágrima por el extremo inferior del ojo derecho. Luego llora el izquierdo. Pierdo la cuenta. 

Me ahogo. 

Me ahogo en la eterna noche. 
Una plegaria fantasmal me susurra a lo lejos.

 "Oh, and baby I'm fist fighting with fire". 

La oscuridad me consume y de manera irrefutable entiendo que es mi fin. 
El corazón perezoso se detiene. 

El cerebro galopante sigue su curso y lucha por no morir, su final también es inminente. 

"And it keeps cursing my name (cursing my name) 
No matter what I do I'm no good without you And I can't get enough Must be love on the brain" 


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