Y entonces fuimos irreales

Fuimos en un universo paralelo un suspiro de deseo, tuvimos la certeza del olvido porque empezábamos desde el minuto cero, está vez lo hacíamos bien. Sin el chantaje de las deudas.

Nos conocimos en el meridiano pautado, en los correctos paralelos de la vía, en un país donde no existe la nostalgia de las despedidas, donde se puede transitar entre planes y sueños. Fuimos transparentes, atravesados por la misericordia del tiempo... donde los dioses no miran. Donde los atardeceres con helado de pistacho se detienen. 

Y fuimos bondadosos con nuestros pecados, porque la absolución estuvo resuelta en esa otra vida, que no era vida, porque no era como este nuestro universo, único, extenso y definitivo.

Entonces por fin, el recorrido de la ausencia nos entrenó para este mayúsculo momento, nos reencontramos... Y tú me miras desde ese instante infinito que por siempre mi alma recorre. Y tengo la certeza de que lo que fuimos nos alcanza, sobra y se amontona como una nebulosa magestuosa. 

La vida entera al fin valió la pena. 

Ese instante onírico es lo que fuimos. 

Será lo que siempre seremos.