Los días no se cuentan porque pasan más lento
11:57 p. m.Ciento quince días han pasado desde la última vez que hablamos. La verdad es que yo hablaba y tú “escuchabas”. Recuerdo haberte dicho que te amaba… también recuerdo que tú respondías a ese amor. Un amor que agradezco infinitamente, porque gracias a todas esas veces que nos amamos, aprendimos lo que significa presionar el “5” en el teléfono, que el silencio es la apuesta que se le hace a la paciencia, sabemos que Junio siempre será un mes especial, que la Luna no queda tan lejos y que jurar por “nuestro amor” es casi tan sagrado como recordar la complicidad de nuestros pecados. Y es que nunca se termina con alguien a quien amas, no se puede terminar con un cómplice.
Me gusta pensar que por eso no me afrontaste, porque simplemente fue demasiado para los dos, se nos fue de las manos ¿verdad?... quiero pensar que fue eso, y no esa mirada que tenias la última vez que nos vimos, la mirada de quien ya no siente nada, esa que ahora guardo de forma cautelosa y como medida de alarma para que ya nadie me la vuelva a plantar en la nostalgia.
Ya no importa que pasen ciento quince días más, porque ya no espero la llamada nocturna. No podía seguir siendo los restos de ti, comencé a ser completa y no el ex complemento de un contador. No te creas, aun no logro botar tus cosas, siento que son la tarjeta de invitación a un compromiso cósmico que tendremos para el cierre total de nuestro ciclo… espero haberme hecho entender.
Gracias por mi 1er lugar feliz, por la ilusión de “Ninel”, por llevar al límite mi nivel de exigencia en próximas relaciones… en fin, por quien fuiste mientras me amaste.
Enjoy*
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