Parte I. Cuando el Rutilismo te sorprende

4:16 p. m.


Entre pestaña y pestaña me miraste, como desde una ensoñación única, que solo tú habías vivido en una de esas fantasías colores sepia. Me reconociste al instante de verme.
Yo tuve que volver a soñarte después.

Todos alguna vez hemos sido la continuación de la historia de Gabriel, esa de “Ojos de Perro Azul”.

Brazos largos color del óxido, manos duras que me alcanzan, disimulaste al tocarme entre el dedo índice, medio y anular, respondiste al anhelo de tu alma onírica.

Me explicaste algo de unas huellas, que yo no alcance a entender, porque había un ruido hueco y contundente, como cuando se tapan los oídos bajo el mar. Yo estaba escandalizada, escuchando un retumbar raro, un galope monocorde y apurado que saturaba todos mis sentidos, menos el del tacto, ahí, donde tus dedos amenazaron a los míos, una discordante sensación que había olvidado.

Te quejaste del calor, te quejaste del sistema, me regalaste un caramelo porque yo palidecía inerte buscándome en tu iris verde, perdida en millares de constelaciones de pecas.

Yo nunca había visto un pelirrojo tan de cerca, Todos alzan la ceja derecha? Todos hablan bajito?. Por qué son tan blancos? Por qué son tan rojos?

“Los pelirrojos dan suerte” decía yo, mientras la computadora se dañaba y alguien se caía.

No, ese pelirrojo solo le dio suerte a la morena de ojos rasgados que le toca volver la semana que viene. 

Continuará?...

Verdades Compartidas: Pasaporte a la felicidad

You Might Also Like

0 comments