Vamos a redefinir los hechos como
sucedieron.
Hace dos semanas de promesas, de
nuevos capÃtulos abiertos. De un nuevo recomenzar para escribir otra historia,
una que valiera la pena en oportunidades y en sacrificios con un porvenir intransigente
pero con esperanzas de tener una dirección estable.
Por tercera vez renuncié a lo inoportuno,
a lo que duele y desestabiliza. Durante varias semanas lo logré, fui sensata y
optimista. Incluso me sentà orgullosa de esa extraña fuerza de voluntad que surgÃa
de quien sabe donde. Fui eso que llaman “abstenÃa”
Una persona del singular
Pretérito Imperfecto del verbo "abstener".
Pero pasó, la inevitable recaÃda de
quien ya no siente nada. O si?... Lo siento
por quien demostró oportunamente fe en mà y en lo que yo pude ser, lo siento de
verdad por la quÃmica que pasa tan infrecuentemente por mÃ, como yo pasé por ella.
Por lo que pude lograr y no logré, por la
vergüenza de la realidad de un martes como este, por quien ya no escribe… No es
por mÃ. Es por esos a quienes sigo haciéndoles daño por esta indudable falta de
conciencia y de amor por mi. Ciertamente la intolerancia propia es una fuerza
demostrativa de que siempre se puede estar peor.
De nuevo a esas
cosas que aún siguen doliendo. Y que van a doler siempre.
Enjoy*