En estas noches mi amigo Santos convencido de mi falso talento, me invito a participar en un concurso que describiera el empleo ideal. El problema es que tal cosa no existe… tener un empleo y trabajar implica eso; pasar trabajo.
El empleo ideal no es una condición laboral que requiera de una exuberante estabilidad económica, excelentes beneficios sociales o un jefe que sea chévere. El trabajo ideal es una condición de cada quien.
A mi sinceramente me da igual si tengo o no tengo jefe, o si me pagan muy bien… o bien; Yo le doy más importancia al hecho de que hagas lo que en realidad te gusta. Por que cuando algo te apasiona lo haces con verdadera voluntad. Claro, que si tienes un agregado extra de incentivo todo se vuelve más adorable.
¿Pero cuantos tienen la oportunidad de hacer lo que en realidad aman, lo que de verdad quieren?... Pocos.
Afortunados son aquellos que su trabajo consiste en jugar, bailar o cantar. Yo me conformo con un horario diferente al de los mortales.
A las 7 AM cuando todos van saliendo resignados, yo quiero venir llegando. Y a las 5 PM… cuando todos vienen malolientes, malhumorados y más resignados… Yo quiero ir saliendo a mi trabajo. Tampoco me importarÃa desistir de personajes como la señora que limpia mientras chismea, la secretaria que vende ropa o la recepcionista “simpatiquÃsima” que te hace firmar la carpeta. Esos poco afortunados que nos creemos “Nigth Queens” y odiamos la formalidad de andar encorbatados seremos los colegas de cubÃculo…
Ya ven lo poco exigente que soy… nada de bonos estrafalarios, nada de vacaciones extendidas o beneficios sociales.
Enjoy*
El empleo ideal no es una condición laboral que requiera de una exuberante estabilidad económica, excelentes beneficios sociales o un jefe que sea chévere. El trabajo ideal es una condición de cada quien.
A mi sinceramente me da igual si tengo o no tengo jefe, o si me pagan muy bien… o bien; Yo le doy más importancia al hecho de que hagas lo que en realidad te gusta. Por que cuando algo te apasiona lo haces con verdadera voluntad. Claro, que si tienes un agregado extra de incentivo todo se vuelve más adorable.
¿Pero cuantos tienen la oportunidad de hacer lo que en realidad aman, lo que de verdad quieren?... Pocos.
Afortunados son aquellos que su trabajo consiste en jugar, bailar o cantar. Yo me conformo con un horario diferente al de los mortales.
A las 7 AM cuando todos van saliendo resignados, yo quiero venir llegando. Y a las 5 PM… cuando todos vienen malolientes, malhumorados y más resignados… Yo quiero ir saliendo a mi trabajo. Tampoco me importarÃa desistir de personajes como la señora que limpia mientras chismea, la secretaria que vende ropa o la recepcionista “simpatiquÃsima” que te hace firmar la carpeta. Esos poco afortunados que nos creemos “Nigth Queens” y odiamos la formalidad de andar encorbatados seremos los colegas de cubÃculo…
Ya ven lo poco exigente que soy… nada de bonos estrafalarios, nada de vacaciones extendidas o beneficios sociales.
Enjoy*