Tal vez un dÃa los cuatro humores en sangre se equilibren y la bilis deje de brillar más que los otros tres humores y comience un mejor verano o un otoño menos intenso, llegará otra primavera que no me llene de alergias.
Y todo esto termine, entenderemos que lo que nos pasaba era una enfermedad momentánea y no el colapso de vida que nos esperaba.
Acabará el karma y las sustancias que componen el alma volverán a la proporción correcta entre sÃ, en cantidad, y en mezcla. Y el exceso de rabia y tristezas pasará.
Es el humor en sangre que me causa desesperanza, que me hace estar rota siempre, llena de pus y cansada de tantos ibuprofenos, antes de dormir se agradece que sea un dÃa menos. Y al despertar otra dosis de cefadroxilo de 500.
Un dÃa ya no tendré más heridas que se enconen y que tarden tanto en sanar. De esas que se llenan de pus, y que recrudece el dolor en medio del letargo que causa la fiebre. Y como en los gatos… cuando creo que voy sanando y veo la costra superficial brillar, siento la epifanÃa del “pronto acabará”. Roja la herida, aun hinchada la piel, en el momento menos esperado se me abre de nuevo la llaga… y ahà estas, debajo de una falsa costra, de nuevo lastimada.
Y mañana, de nuevo, será otro dÃa de humor en sangre.